SANTIAGO Y SU IMPONENTE CABALLO
Hace días, el domingo 20 de diciembre, en la Homilía de toma de posesión del Arzobispado Primado de Lyon, Mgr. Olivier de Germay señaló la naturaleza de ese acto posesorio, explicando que tenía una dimensión petrina o jerárquica, formando parte de la sucesión apostólica, luego de Pedro. Esa solemne declaración la adoptamos aquí como argumento de autoridad. E idéntico fue el carácter de las tomas de posesión, recientes en España, de sedes episcopales (Astorga, Zamora y León), que comentamos con mucho interés en Religión Digital. Y actos que también se pueden denominar del “aparato eclesial”, con connotación peyorativa y negativa.
La pregunta que formulamos ahora es la siguiente: ¿Qué naturaleza tienen las Invocaciones y Ofrendas al apóstol Santiago, celebradas los días 25 de julio y 30 de diciembre cada año? Hoy, 30 de diciembre, ha tenido lugar, durante la mañana, la segunda Ofrenda (de la Traslación) al Apóstol en la Misa Estacional celebrada con ocasión de la denominada Fiesta de Traslación del Apóstol Santiago. Una fiesta que conmemora el milagroso viaje de del Apóstol desde la lejana Jaffa, hoy Israel, a Íria Flavia, en España. Entrada solemne la de hoy en la Catedral y utilización del botafumeiro por primera vez desde la conclusión de los importantes trabajos de limpieza, remoción y restauración catedralicios. Magnífico y acertado programa anoche, en la TVG, Descubrindo a Catedral.
La respuesta acertada a la pregunta anterior no es fácil, y habiendo varias posibles, escogemos una, la de que es de naturaleza de Teología política, la cual,desde que el católico Carl Schmitt y kronjurist del III Reich escribiera sobre ella en 1922 y en 1969, la prudencia exige mucho cuidado para no contaminarse. Parecido cuidado siempre tuvo el Papa Benedicto XVI, que prefirió hablar de los teólogos políticos presbiterianos, como Eric Peterson, con ocasión del Simposio celebrado en su honor en el año 2010, y que prefirió callar sobre el alemán y católico Schmitt.
La Invocación-Ofrenda a Santiago Apóstol, como la que tuvo lugar esta misma mañana, data del siglo XVII, siendo, en verdad, dos las Ofrendas: la primera, la del 25 de julio, y otra, la segunda, la del 30 de diciembre. El escenario y personajes del Ofertorio suelen ser los mismos: un Oferente (ahora Rey o su delegado regio), un acto de presentación de la Ofrenda a modo de discurso con invocación al apóstol Santiago, Patrón de España, una mirada y una escucha muy atenta del señor Arzobispo de Santiago de Compostela, vestido de pontifical, de pie, con báculo y mitra al otro lado del altar, y de final, una contestación episcopal en respuesta a la previa Invocación.
He ahí presentes las dos espadas, a las que se refirió el Papa Gelasio I. El poder civil, por una parte, y el poder eclesiástico, por la otra; todo ello fuente y base de lo que sería la Teología Política. “Un poder temporal y un poder espiritual –escribe Jeannine Quillet- cuya historia de sus recíprocas relaciones dio nacimiento a la problemática teológico-política y a las diversas soluciones para resolverla en la línea de la herencia agustiniana, que había separado las dos esferas de la Civitas Dei y de la Civitas terrena”.
El Apóstol Santiago o Santiago el Mayor tiene muchas caras o maneras susceptibles contemplación. En primer lugar se destaca su condición de Apóstol, hijo del Zebedeo y hermano de otro apóstol (Juan); un protomártir, siempre muy cercano al Maestro, con presencia destacada en el Monte Tabor, con ocasión de la Transfiguración del Señor, también en el Cenáculo. En segundo lugar su traslado a España fue causa de peregrinaciones a la localidad de su posible enterramiento, Santiago de Compostela, y peregrino él mismo. A ese aspecto se referirá el acto de mañana de la “Apertura de la Puerta Santa e inicio del Año Jubilar Jacobeo 2021. Ya en julio de 2020, el Rey había dicho: “Gracias a la memoria de Santiago, una tierra considerada el fin del mundo acabó siendo el principio de unión de España y Europa”. En tercer lugar, y esto es lo más político y controvertido, se destaca su condición de guerreiro o militar, patrón de muchos pueblos, de Galicia y de España, y un Santiago que tuvo que ser milagrero en tiempos remotos de reconquistas y muy “matamoros”, siempre subido a un imponente caballo; blanco caballo como el del retablo del Altar Mayor de la Catedral de Santiago, hoy limpio.
¡Que angustiosas las caras de los “moritos” entre las patas golpeadoras del caballo del Apóstol y de la espada “apostólica”! Es normal que en presentes tiempos, de tanta misericordia predicada y de cita en encíclicas católicas a clérigos del Islam como Ahmad Al-Tayyeb, se trate de tapar esas caras de “moritos” con ramos de flores colocados por cabildos sensibles. Y de la cosa religiosa se pasa al fenómeno político, al nacionalismo. Un Santiago, el del nacionalismo español, que, por ser del tal, se ha hecho enemigo de los otros nacionalismos ibéricos, como el vasco y el catalán, igualmente necesitados, todos, de mitos constitutivos, de mentiras, verosimilitudes, de historias y de ficciones. Y es que los mitos son como la próstata, que cree y crece con los años sin parar, hasta reventar.
Es sorprendente que en el País Vasco, de tanto rechazo al patrocinio español del Apóstol, éste, guerreiro o militar y su caballo sigan tan presentes en muchas iglesias; que se llame Santiago al patrón de Bilbao, y que se llame Santiago a la sede catedralicia del Obispo de Bilbao en la que tanto se sermonea en euskera. Sorprende menos que no haya pueblo en España, con población morisca en el pasado, que junto a los arcos mudéjares, no aparezcan esculpidos Santiago y su blanco caballo.
Punto y aparte merece, como ejemplo de la complexio oppositorumque caracteriza a la Iglesia católica, que ésta siendo universal o católica, en unos sitios defienda al nacionalismo español, en otros al vasco, en otros al catalán, y así sucesivamente. Acaso también parecida contradicción haya en los comunismos, grandes enemigos de lo eclesial, partidarios a un tiempo del universalismo y de los nacionalismos. España hoy es un buen ejemplo.
De la Reconquista y expulsiones moriscas, pasando por la importante Orden Militar de Santiago, tan de Quevedo, acaso por eso autor de Política de Dios, Gobierno de Cristo y Tiranía de Satanás, se llegó a las Ofrendas compostelanas modernas y contemporáneas, con órgano y botafumeiro, con cirios y chirimías, con palios y gallardetes, con invocaciones-ofrendas del anterior Jefe del Estado y del posterior, de Franco y del Borbón, exultantes y vestidos de blanco. Fiesta nacional en el nacional/catolicismo del día de Santiago junto a la Fiesta del Pilar y de la Raza. ¿Fue acaso otra cosa el nacional/catolicismo que una apoteósica sacralización de la política? Y se sigue cantando, con música de patriotas y por nacionalistas españoles nostálgicos, el “Santiago y cierra España”, himno de caballeros y de la Caballería.¡Cómo no va ser de Teología política un acto de fiesta de un Santo, símbolo de la identidad entre nación y tradición católica, en el que las palabras teológicas las pronuncia un Rey, que nació en un palacio de Madrid, y las palabras políticas las pronuncia un Arzobispo, que nació en una casa de Manganeses de la Polvorosa!
Fue extraño que en año no jubilar de 2020, la primera Ofrenda al Señor Santiago, la del 25 de julio, la hubiese realizado el Rey en persona, en “representación de un pueblo que ha realizado grandes gestas” –dijo-. Pidió el Monarca, después de recordar al Covid y a la Unión europea, “que el Santo Patrón de España, apóstol de la unidad siga siempre a nuestro lado inspirándonos y protegiéndonos”. Allí se vio, también en primera fila, pero al otro lado, en la Iglesia-Monasterio de San Martiño Pinario, piadoso y comulgante, a Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, la del IBEX.
Es normal que la segunda Invocación-Ofrenda, la de esta misma mañana, no siendo, tal como dijimos, año jubilar el 2020, la realizase un delegado regio, que fue en esta ocasión el Presidente de la Xunta de Galicia. Antes de ella se inició, a las 11.40 horas, la procesión solemne, por el claustro catedralicio, con la imagen y el relicario, con flores amarillas, de Santiago Apóstol, que recorrió las naves laterales de la Catedral, siendo acompañado el Arzobispo, revestido de rojo y con mascarilla blanca, por sacerdotes con casullas rojas.
Llegaron todos al Altar Mayor entre sonidos de “motetes” y músicas de órgano, comenzando, sentado el Arzobispo ya en su sede, la Misa Estacional de la Traslación, estando muy cerca el Cardenal Rouco. Sólo vimos dos mitras: la del Arzobispo y la del Cardenal. Después de las aleluyas y de las lecturas litúrgicas, el delegado regio, Núñez Feijóo, de pie, pronunció la Invocación Ofrenda al Santo Patrón, recordando lo dicho por el Rey en julio último, que, para eso, es su delegado. Habló del Covid, de la Unión europea, de la Corona de España, con su “papel unificador e institución constitucional refrendada por el pueblo”. El señor Arzobispo, de pie, se refirió a la reciente restauración catedralicia, a la Fiesta de hoy del Apóstol, a la necesidad de cuidar la salud física y espiritual, y a que la crisis ha de acercar los corazones, partiendo de la dignidad de todo ser humano.
La Santa Misa, que se inició a las 12 horas, siguió de acuerdo con el rito latino, que es el único en Compostela, al final de la cual, al igual que al principio, se lanzó al aire, en final de ceremonia, el espectacular botafumeiro de plata. Y todo transcurrió de la manera acostumbrada.
(Mañana, después de la Apertura de la Puerta Santa, escribiremos más; y también sobre el Arzobispo, que ha de de renunciar, dejando una vacante importante, en 2021 por jubilación).
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