(3, 4 y 5 de julio de 2014)
Aún con el tratamiento para la hinchazón de mis piernas, que en todos los viajes me causan problemas (pues hace un mes que regresé del crucero por Los Países bajo y he llegado con la necesidad de tener un serio tratamiento), ello no fue obstáculo para poder disfrutar del viaje programado por el Ateneo a tres ciudades de gran importancia histórica: Trujillo, Mérida y Cáceres.
Día tres: Llegada a Trujillo al mediodía, y almuerzo en el Parador. A continuación, visita guiada por la histórica ciudad de Trujillo, desde la hermosa Plaza Mayor hasta el Castillo (antiguo alcázar árabe) en la cima de la ciudad. Todo el trayecto está jalonado por edificios históricos, muchos de ellos con sus escudos de armas. Es una ciudad que ha desempeñado un papel importante en la historia de Extremadura, además de ser cuna de Francisco Pizarro, conquistador de Perú, de Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas… En 1892, con motivo del 4º centenario del descubrimiento de América, el gobierno español le concedió el título de “Excelencia” en homenaje a Francisco Pizarro.
Su importancia histórica ha hecho de Trujillo un importante centro turístico de Extremadura.
Sin olvidarnos de la inseparable botella de agua, seguimos ruta, unos noventa Km hacia Mérida. Alojamiento en el hotel Velada Mérida.
Día cuatro: Primera visita al Teatro y Anfiteatro Romano, Templo de Diana, Arco de Trajano, Los Foros, Puente Romano… Luego, un merecido descanso en la Plaza Mayor, donde unas personas del grupo decidimos prescindir del almuerzo en el hotel y quedarnos a tapear lo típico de la tierra. En esto hemos tenido la gran suerte de encontrarnos ante la casa de Nico Jiménez Torrero, “Maestro Cortador de Jamón”, “Premio a la mejor trayectoria profesional Gastronómica”, “Cuchillo de Oro” etc. Nos dejamos aconsejar por el servicio, y lo servido en la mesa (jamón ibérico de bellota, quesos, embutidos…) estaba todo exquisito; para remate, una foto con el Maestro.
Desde allí, visita al Museo Nacional de Arte Romano, coincidiendo con el homenaje al primer emperador romano Octavio Augusto en el bimilenario de su muerte. Se trata de una magna exposición sobre su figura con 71 piezas procedentes de museos de toda España y algunas de Portugal.
Tras unas horas de descanso, nos preparamos para asistir al “Festival Internacional de Teatro de Mérida”: ópera “Salomé” de Richard Strauss. De la representación no puedo opinar porque de ópera lo ignoro todo. Sí puedo decir que el marco es ¡incomparable! Sentarse en la grada y ver todo el entorno resulta fascinante.
Desde la hermosa Plaza Mayor te adentras por calles, plazas, palacios, iglesias y murallas, y parece que estás en una época diferente, que has viajado al pasado. Es común que Cáceres reciba la denominación figurativa de “la villa de los mil y un escudos”, debido a la considerable cantidad de blasones familiares que adornan sus fachadas. (El número de estos blasones se estima en un centenar).
Estoy muy agradecida al Ateneo Jovellanos por todo lo programado por tierras extremeñas. Ha sido un gran placer volver a admirar sus hermosas ciudades y revivir su interesante historia.
Finalmente, almuerzo en El Parador y regreso a Asturias.
Delia Sánchez
Oviedo, julio de 2014