Quantcast
Channel: LAS MIL CARAS DE MI CIUDAD
Viewing all articles
Browse latest Browse all 513

"PEDRO GONZÁLEZ FUENTES Y LA COCINA ECONÓMICA"

$
0
0
Artículo publicado en el diario "EL COMERCIO" (25/03/2014)

Supervisando el menú

Cuando me siento frente al ordenador con la idea de pergeñar un articulillo que pudiera, si quienes deciden  así lo consideran, ser publicable, me surgen temas de muy –o ninguna- actualidad, que simplemente  tienen detrás un nombre y  una labor bien hecha y que, además, ya casi nadie recuerda. Como no me parece justa esa amnesia, y me consta que aún queda gente de bien que no olvida a quienes de una u otra forma hicieron algo por esta sociedad, pues por esa razón hoy voy a escribir de Pedro, de Pedro González Fuentes. Un hombre grande, en estatura y bondad, que hace un tiempo dejó la vida activa de servicio a la comunidad más necesitada  que practicó hasta sus  ochenta y cinco años.
He sido testigo de muchas acciones altruistas en las que la mano derecha no sabía lo que hacía la izquierda, como si perteneciesen a cuerpos distintos.
Podría contar diferentes historias  en ese sentido, pero me centraré en su actividad en la Cocina Económica. Entidad que presidió durante 30 años y que ahora parece haberle olvidado, al menos eso deduzco por lo poco –o nada- que se le nombra, concretamente cuando se habla de la herencia de Luis Evaristo Bango que yo sé se le debe íntegramente a Pedro.
El millonario gijonés, Luis Evaristo Bango, que residía en una casa señorial en Jove, dejó 30 millones de euros -toda su fortuna- a la Cocina Económica. Pero no fue una donación casual, pues el acaudalado personaje desconocía en gran medida la actividad de la entidad a la que donó su capital. Lo que se deduce con facilidad si se leen sus últimas voluntades en las que decía que el dinero debía de destinarse a “construir una residencia de ancianos para españoles no drogadictos ni alcohólicos”. Y precisamente si a alguien da cobijo de manera especial la entidad benéfica es a ese grupo desestructurado, muchas veces enfermo, que la sociedad rechaza de drogadictos, alcohólicos y sin discriminación de nacionalidad. Está claro, el señor Bango nunca en su vida pisó por la Cocina Económica. Parece, pues, un poco extraño que dejara todas sus posesiones a algo que no conocía. Y ahí aparece la figura de Pedro, la sombra de una buena persona  que, como tal, visitaba todos los jueves a un hombre vencido por la enfermedad que recibía pocas visitas, y menos aún totalmente desinteresadas como la que Pedro le hacía. En ellas, lo supe después, Pedro le hablaba de su Cocina Económica, de los apuros para dar de comer y cenar a 200 comensales y de la situación en la que estaban si a las necesidades de supervivencia unían que eran viejos. Pero Pedro no pedía nada, ni se le pasó por la cabeza -así me lo contó él - que Bango fuera a soltar un duro para la causa. Fueron varios meses de visitas semanales al enfermo solitario,  al personaje de pocos amigos. Hasta que un buen día le pide al visitante que vuelva la semana siguiente con un notario. Deseo que lógicamente cumplió,  y con él llegó la sorpresa: donaba todas sus pertenencias a la Cocina Económica. Pedro me confesaba que nunca pensó que algo así pudiera suceder, porque lo único que pretendía con las reiteradas visitas era hacer compañía a un hombre solo.
Y esa es la historia, de la que se deduce que si Pedro González Fuentes no visita a su amigo, la Cocina Económica no tendría la herencia. Así de sencillo. Por eso me duele que cuando se habla de la herencia  de Bango  no se hable de Pedro, aunque también sé que es algo que él nunca cacareó, ni tan siquiera se adjudicó el mérito de haberla conseguido. Pero el logro le pertenece.
                                                                                               ISABEL MORO



Viewing all articles
Browse latest Browse all 513

Trending Articles