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LA MEDIACIÓN: UN INSTRUMENTO DE NUEVA JUSTICIA AL SERVICIO DE UNA CIUDADANÍA EXIGENTE

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(Así se titula la conferencia de don Jesús Lorenzo Aguilar Sáenz en el Ateneo Jovellanos)

            Hace días, los pasados 15 y 16 de marzo, se celebró el IV Congreso-Simposio de Mediación,  Arbitraje y Compliance, organizado por la Asociación Española de Mediación (Asemed). Algunos de los que allí nos vimos y oímos, explicando nuestras respectivas ponencias (la mía versó sobre El laudo arbitral desde la perspectiva jurisdicciomnal”, nos vamos a encontrar de nuevo, aquí, en Asturias.

            Don Pascual Ortuño Muñoz, Magistrado de la Audiencia de Barcelona, presentará en Oviedo su libro Justicia sin jueces. Métodos alternativos a la justicia tradicional, a primeros del mes que viene, editado por Planeta. El Director General de ASEMED, don Jesús Lorenzo Aguilar Sáenz, Cruz de San Raimundo de Peñafort, disertará el próximo día 1 de abril en nuestro querido Ateneo Jovellanos de Gijón, teniendo el honor de hacer su presentación el autor de estas líneas. Don Jesús Lorenzo Aguilar, inteligente y brillante, ha escrito también una última novela: El Príncipe del Rif, sobre el pasado colonial español.

           
Demasiado duró, más de veinte siglos, nuestro sistema de Administración de Justicia, cuyas viejas, trasnochadas y remotas raíces están en procedimientos o fórmulas de la República y del Imperio romano. Los actuales estudiosos del Derecho Procesal siguen aún -en referencia a la Jurisdicción- hablando de la satisfacción de pretensiones. La realidad es que cada vez hay más pretensiones y cada vez la ciudadanía está menos satisfecha con lo que resulta de sus pretensiones. Y ello por un conjunto de factores o causas, de fuera (extra) y de dentro (intro), que rebasan y desbordan; la sabiduría de muchos de los componentes del Poder Jurisdiccional del Estado, así como su trabajo esmerado, no pueden rebajar o eliminar a aquéllas.

            En España, país de regímenes políticos y, en consecuencia, de tradiciones jurídicas muy autoritarias, por eso mismo, se ha impedido que modos alternativos a la Jurisdicción, basados en la autonomía personal y la libertad, hayan tenido un amplio un desarrollo, tal como ocurre en otros países de tradición liberal.  Mientras en éstos, los métodos alternativos a la justicia tradicional, de auto-composición (tales como la conciliación, la negociación, la transacción y la mediación), y de hetero-composición (el arbitraje), gozan de predicamento y desde tiempos pasados, han sido utilizados, aquí, por el contrario, seguimos en y con el pleito puro y duro.

Se sigue en un dualismo, en el que una parte procesal ha de perder todo y la otra ganarlo todo -el maniqueísmo que llama Ortuño-; se sigue con unos protagonistas que alardean de progresismos, mientras son incapaces de “formatear” sus mentes para entender de otra manera lo que son conflictos; se sigue en una loca confrontación, en la que todo parece valer y todo se derrocha, y sin que se deje de pretender que el tercero -el juez-, siga siendo eso, un tercero, y no una parte.

Ya es hora de que en España, apoteosis de las viejas confrontaciones, se pasa a las nuevas colaboraciones; menos democracia de palabrería y más  de hechos.  Y en los asuntos legales y/o judiciales también, con menos “leguleyismo” y hechiceros o comadrones de tribu. 

Como leí a un amigo griego, llamado Nikos, es que  las gallinas viejas dan caldo gordo.

Fdo. Ángel Aznárez Rubio.

Magistrado de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias.    
           
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