La Feria del Caballo de Jerezes conocida en cualquier lugar de España, aunque una no se puede hacer realmente a la idea del movimiento que conlleva hasta que lo vive en primera persona. La ciudad se viste de fiesta para disfrutar de todo su esplendor.
La Feria del Caballo de Jerez es alegría, diversión y caballos de pura raza. La nobleza de los ejemplares que se pueden admirar durante su celebración la ha hecho famosa internacionalmente. Por el día el parque González Hontoria se llena de cientos de jinetes, amazonas y carruajes que pasean por las calles del recinto ferial en un majestuoso espectáculo digno de contemplar. En este espacio se colocan las casetas (más de doscientas) de las hermandades y peñas, cuya decoración gira alrededor de una temática diferente cada año. En su interior se toma vino, se degustan los productos de la tierra y se bailan sevillanas hasta altas horas de la madrugada; en un ambiente de alegría y diversión increíble que parece transformar el parque en un tablao flamenco. Lo que más me impactó fue el alumbrado, es de una belleza increíble, hermoso, deslumbrante.
A esta magnífica Feria tuve el honor de ser invitada por unos buenos amigos jerezanos, Macuchi y Diego, que en todo momento me llenaron de atenciones. Tantas como para sentirme una jerezana más, que me tenían preparados dos trajes de flamenca. ¡Qué emoción, yo vestida de gitana! Así que a integrarme en su ambiente, que me lo han puesto muy fácil.
Los días que se reúnen con amigos o familiares, las mujeres se visten de gala, o con sus trajes de gitana, incluso con zapatos de tacón; esto me sorprendió pues no me imaginaba que fuesen cómodos para pasear por el albero. Los caballeros, no menos elegantes, con su clavel en la solapa. Empiezan con el aperitivo en casa. ¿Aperitivo?, ¡un banquete! Y la mesa reservada en la caseta nos esperaba para seguir con el festín. Éste es a base (como antes mencioné), además de los productos de la tierra, el buen jamón y el famoso pescadito frito; acompañado de los vinos finos, los olorosos y el rebujito. Me gustan mucho los cream y los olorosos y quise resarcirme de ellos en su tierra, pero tuve que optar por el rebujito, éste es mezclado con refresco de gaseosa; al ser rebajado se puede seguir bebiendo en cada caseta que se visite durante el resto del día.
El esplendor y alegría de la Feria, con las atenciones y el cariño que me han dedicado mis buenos amigos e hijos, han hecho que estos días sean para mi inolvidables: gracias, queridos amigos.
Terminada la Feria del Caballo seguí una semana más en Jerez en casa de Consuelo, mi buena amiga asturiana, que al estar un poco delicada de salud no participó de la FERIA. Aún delicada, procuró que mi estancia fuese de lo más grata posible. Disfruté de su compañía y también del día de la Primera Comunión de su nieta, con toda su familia.
Repito: gracias a todos mis buenos amigos por estos quince días vividos en vuestra grata compañía.
Delia Sánchez (Oviedo- Mayo 2016)
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