La prosa es propia de la ironía, que camina tras la sátira sin llegar a ella. Y es de ironía porque es de comedia, de comedia humana, y no trata, como en la sátira, de incomodar en exceso a los lectores: sólo lo justo.
Los ingleses que de ironía y sátira saben mucho, calificaron a la sátira de ironía militante, armas implacables, las dos, contra la estupidez de la comedia.
El estilo, como el lector apreciará, nada tiene que ver con los escritos del mismo autor en Religión Digital.
Y muchas preguntas se harán los lectores, a las que se dará respuesta el domingo.
AQUÍ unos se preguntarán el porqué del ahora de los pavos, a los pocos días de haberlos cocinado y cenado con motivo de las Navidades. Los turkeys, a la familia real del Reino Unido, fascinan casi tanto como la ginebra, y los pavos, a la familia real del Reino Menos Unido, pues ni fú ni fá según cuentan sus cocineros.
ALLÁ otros preguntarán de qué pavos se trata, de los reales para ver o de los reales para comer. En relación a los de comer, se recuerda, que son recomendables para lo que se tiene alto, como la tensión. Lonchas de pavo, alimento fresco, envasadas cumpliendo la normativa europea, la pasada, la presente y la futura.
ACULLÁ los demás se preguntarán el porqué para frailes vestidos de color más o menos blanco -nunca blanco como el del Papa-, el pavo es tan importante. Y atención porque los pavos nunca fueron esos mismos frailes, sino otros, parecidos, pero no frailes, y tradicionales enemigos.
La fotografía 1ª es de una dama que da la espalda a la cámara, lo que no es aconsejable como se dice en Los Pavos, y la dama, en vez de mirar al precioso mar, mira al espejo ¿será boba? El jardín está en un Principado. Si el mar fuere el Cantábrico, podría estar en Asturias; si el mar fuese el Mediterráneo, el jardín podría estar en Cataluña o Mónaco.
La fotografía 2ª demuestra la magia del creador artista –mejor criatura que creador-. Nunca pudo imaginarse el artista que su cuadro se pudiera un día titular: “La danza del pavo”.
Fdo. Ángel Aznárez.