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En el mirador de San Roque en Viveiro |
Quién iba a decirme hace algún tiempo que estaría deseando que terminasen las vacaciones. Desde luego mi vida es un contrasentido absoluto. Primero las espero como agua de mayo, y ahora estoy deseando incorporarme a mi trabajo. Pero es que quiero descansar…, hay que entenderme. Descansar físicamente, quiero decir. Probablemente porque tengo conciencia de que me quedan cuatro días en buena forma física, quiero apurar al máximo todas las oportunidades. Y claro, los años no me los quita nadie y he vuelto de Galicia agotada. Ha sido un gran alivio regresar al pequeño cuartelillo que es mi casa. Nunca me pareció tan cómodo el viejo sofá, ni disfruté tanto de la siesta.
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San Andrés de Teixido, donde tendré que volver dos veces para cumplir con la leyenda |
Hoy no tuve que salir pitando para que me diera tiempo a ver tal o cual maravilla, ni romperme la cabeza en el restaurante a ver qué me apetecía pedir, ni… todas eso que uno hace durante las vacaciones. En mi caso, cualquier cosa menos descansar. Si lo pasé estupendamente en Altea, no disfruté menos de mi viaje a Galicia. Pero es que “mi ciudad” es tan hermosa, y tira tanto…, que celebro el regreso. Vengo cansada, cansadísima, pero renovada, con ánimo para trabajar, para reencontrarme con los amigos de siempre, para recuperar la deliciosa rutina. Me apetece leer, escribir, hacer proyectos de trabajo… Creo que las vacaciones me han sentado anímicamente muy bien.
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Viveiro desde el mirador de San Roque |